martes, 25 de junio de 2013

Testigos contaron que en El Gallinato vieron por lo menos 6 cuerpos


Dos testigos confirmaron ayer que el paraje El Gallinato, en el departamento La Caldera, fue usado por la represión para cometer homicidios. Otro, el militar Héctor Girbone, aportó más datos sobre las funciones que cumplía el teniente Ricardo Benjamín Isidro de la Vega, acusado en relación a la desaparición del soldado Víctor Brizzi. Girbone, que está procesado en Buenos Aires por la apropiación de un menor de edad, coincidió con el ex soldado Héctor Baffa Trasci en afirmar que en el Ejército hubo detenidos el mismo 24 de marzo de 1976.
Juan Moreira
Trece testigos declararon en la única audiencia de esta semana en este debate, que ya cumplió el año. El senador provincial Juan Moreira (PJ) y Santiago Alancay, que en la década del 70 eran adolescentes y vivían en El Gallinato, afirmaron que entre 1975 y 1977 vieron por lo menos seis cuerpos entre los kilómetros 2 y 3 del camino vecinal que comunica a La Caldera con General Güemes.
Moreira dijo que en 1976 trabajaba en el paraje Yacones, por lo que bajaba muy temprano y regresaba a primera hora de la tarde, en bicicleta y luego en una moto, y que en esas circunstancias vio operativos, realizados generalmente por la Policía de La Caldera, de levantamientos de cuerpos en al menos cinco oportunidades.
“En el 75, creo que era antes del 76, el primero que yo vi fue en el kilómetro 2. Me acuerdo que era una persona robusta, por la mitad del cuerpo que quedaba”, recordó el legislador en un relato nervioso. La segunda vez no vio el cuerpo; la tercera vez se trató de un hombre (“me acuerdo con claridad que tenía un pañuelo de cuello verde atado en la boca”) y por los policías supo que sería alguien de apellido Martínez. El ex policía Carlos César “Topo Gigio” Martínez fue secuestrado el 18 de marzo de 1976 y sus restos fueron encontrados al día siguiente en El Gallinato, fue identificado porque la explosión no destruyó su cabeza. La cuarta vez vio a una chica, “una mujer blanca”. Y la quinta vez, en el kilómetro 3, vio muy poco del levantamiento de los restos de una pareja. En ese lugar fueron hallados los restos de un hombre y una mujer que habían sido sometidos a una explosión, la mujer fue identificada como Gemma Fernández Arcieri de Gamboa, cuya desaparición (en septiembre de 1976), igual que la de su esposo, Héctor Domingo Gamboa, es uno de los crímenes que se investigan en este proceso.
Moreira y Alancay, que declaró a continuación y mencionó los mismos casos, coincidieron en que la mayoría de estas personas había sido sometida a explosiones. Aseguraron que todos los residentes del paraje El Gallinato escucharon las explosiones.  Alancay recordó que su padre, ya fallecido, sostenía que los autores de esos crímenes eran “hombres de verde, militares”. Organismos de derechos humanos vienen impulsando que este paraje sea señalizado como un lugar de exterminio.


De la Vega, más complicado

La primera testigo fue sobre la desaparición del soldado Víctor Brizzi, el 8 de marzo de 1976. Cristina Cobos, su esposa, sostuvo que al día siguiente fue a ver al jefe del Regimiento de Caballería V y fue atendida por Carlos Alberto Mulhall, que está siendo juzgado en este proceso. Pero en  sus otras visitas para inquirir sobre su marido, fue recibida por el teniente Ricardo Benjamín Isidro de la Vega, quien la interrogaba y también solía hacerla pasar a una sala donde estaban otros oficiales que también la interrogaban. Entre esos oficiales estaban Marcelo Diego Gatto y Fernando Antonio Chaín. Los tres están imputados en este proceso.
“Yo estaba convencida de que De la Vega no era un simple soldado, que era alguien con algún poder de decisión”, sostuvo la testigo ante una pregunta del defensor del militar, Orfeo Maggio.
El último testigo de la jornada, el coronel retirado Girbone, que en 1976 prestaba servicios en Salta, hizo aportes en este sentido. En video conferencia desde Ezeiza recordó que De la Vega era ayudante del jefe, que pertenecía a la plana mayor del Regimiento y que entre sus funciones se contaba la de “recibir a las personas que iban a ver al jefe del Regimiento”.  
Girbone reconoció, asimismo, que tras el golpe “se detuvieron a algunas personas” pero insistió en que nunca supo dónde “los colocaron”.
En este punto su testimonio coincidió con el de Baffa Trasci, que estaba haciendo el servicio militar en el Distrito Ejército Salta y estando de guardia la mañana del 24 de marzo de 1976 le tocó abrir el portón para que entraran tres camiones del Ejército con detenidos, vendados y con las manos atadas hacia atrás. Entre ellos estaban sus padres, los docentes Vicente Baffa Trasci y Yolanda Barros.
El ex soldado, que pidió por sus padres al jefe del Distrito, Molina Colombres, y al interventor provincial, Mulhall, afirmó que por otros soldados supo que los detenidos eran alojados en la parte de atrás de las dependencias del Ejército.
Ayer el querellante David Leiva pidió al Tribunal Oral que se realice una inspección en el paraje Buena Vista, en la parte de atrás de los terrenos del Ejército, que linda con el camino a Lesser, donde se sospecha que existió un centro clandestino de detención.
Además, el Tribunal escuchó los testimonios de Víctor Cobos, hermano de Cristina Cobos y del adolescente Martín Cobos, cuyo homicidio se investiga en este proceso; de Sylvia Troyano, que sostuvo que antes de ser liberada, en la cárcel de Villa Las Rosas, el coronel Joaquín Cornejo Alemán (que era segundo jefe del Regimiento de Caballería y es otro de los acusados en este juicio) la amenazó de muerte a ella y a su hijita, si no abandonaba la política.  También declaró José Eduardo Porcel, ex detenido, hijo de los dirigentes Hortensia Rodríguez de Porcel y José Porcel, quien contó que el 19 o 20 de enero de 1975 vio que el periodista Luciano Jaime era golpeado en la Delegación local de la Policía Federal. Jaime fue asesinado en febrero de ese año y este crimen también es parte de este proceso.
Entre otros, declaró además el abogado y catedrático Juan Carlos Wlasic, sobre el plan sistemático de eliminación de personas puesto en práctica por la dictadura.

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