lunes, 7 de abril de 2014

Causa Metán: tres policías acusados por falso testimonio.

Los primeros testimonios en el marco del debate en el marco de la conocida como Causa Metán, en la que se acumulan cuatro expedientes por delitos cometidos en perjuicio de 12 personas en 1976 y 1977 en el sur de la provincia, ya dejaron algunas certezas: está extraviado el sumario policial realizado tras el ataque del que fueron víctimas los hermanos Ángel Federico Toledo y Carlos Lucas Toledo, el 22 de septiembre de 1976, y se ha extraviado también la memoria de los tres policías convocados a declarar.
Para tratar de remediar lo primero, el Tribunal Oral Federal de Salta decidió, a instancias del abogado querellante Andrés Ruarte, remitir un nuevo oficio a la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Correccional y Criminal Federal, el tribunal donde se realizó el Juicio a las Juntas, conocido como Causa 13, para que se informe si el sumario se encuentra ahí. Es que en el expediente un informe del Juzgado de Instrucción de Primera Nominación de Metán detalla que el sumario fue enviado como prueba para la Causa 13 pero a éste se lo opone un informe de la Cámara Nacional diciendo que el caso de los hermanos Toledo no fue considerado en ese proceso y que el sumario no ingresó allí.
Para tratar de solucionar lo de la mala memoria, o la memoria selectiva, de los policías, Ruarte, que representa a Carlos Toledo, sobreviviente del tiroteo, y los fiscales Francisco Snopek y Juan Manuel Sivila, pidieron que Juan Edgardo Navarro, Américo Placeriano y Absalón Julio Domingo Vega sean investigados por falso testimonio. Pero el Tribunal decidió entregarles copia de las testimoniales para que hagan las denuncias. Snopek, que había pedido la inmediata detención Placeriano, retirado con el grado de cabo primero, informó que harán las denuncias en el transcurso de esta semana.
Placeriano colmó la paciencia cuando se supo, luego de mirar a los asistentes, afirmó que Toledo no se encontraba ahí, a pesar de que el aludido lo miraba desde la primera fila y de que poco antes se habían saludado. “Puedo no haberlo visto”, intentó explicar cuando el fiscal pidió su detención. Y pidió que se deje constancia de que había recibido un tratamiento siquiátrico y que el médico le dijo que “a veces yo voy a recordar cosas y a veces no”.  
De los otros dos, Navarro, retirado como sargento ayudante, cansó la frase: “No recuerdo”, con variantes en el mismo sentido. Tanto insistía con la falta de memoria que el presidente del Tribunal, Federico Díaz, quiso saber si al menos se había enterado de que hubo una dictadura militar en el país: fue la única vez que admitió recordar algo.
A pesar de sus reticencia, el fiscal Sivila logró extraerle algunos datos que pueden resultar de interés para la causa: realizaba “tareas invesgativas” y lo hacía de civil. Vega confirmó que “había un grupo” de policías que andaba de civil y contó que si bien la mayoría usaba pistolas calibre 45, había algunos pocos que tenían 9 mm. Este dato es de interés porque Carlos Toledo informó que los disparos que mataron a su hermano y lo hirieron a él fueron de armas calibres 38 y 9 mm.
 

 

Perelló y Del Valle,  nombres repetidos

 
El querellante Carlos Lucas Toledo sostuvo ayer ante el Tribunal Oral Federal de Salta que varias personas le contaron que el policía retirado Rafael Orlando Perelló y el ex director de Tránsito de la Municipalidad de Metán, Eduardo del Carmen del Valle, participaron del atentado en el que fuera asesinado su hermano Ángel Federico Toledo y él mismo recibiera tres disparos.
Toledo dijo que estas personas le confiaron estas afirmaciones pidiéndole expresamente que no les mencionara, debido a que temían, “todavía tienen miedo”, por sus vidas. Dijo que por otra persona supo que el cantante Mario Mercado, integrante del grupo folclórico Vale 4, afirmaba públicamente que sabía quiénes habían cometido ese hecho. El Tribunal hizo lugar a un pedido de la Fiscalía para que este hombre sea convocado a declarar en el juicio.
Toledo contó que su hermano había sido alumno del profesor Eduardo Risso Patrón y militaba en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT, cuyo brazado armado fue después el Ejército Revolucionario del Pueblo, ERP) pero luego se pasó al peronismo. Por esta militancia Ángel había recibido amenazas de muerte: “Que lo iban a hacer desaparecer decían, pero no pensábamos que iba a ser tan grave”, recordó.
Respresentantes del Ministerio Público
Toledo, que es veterinario, contó que el miércoles 22 de septiembre de 1976, a eso de las 21, estaban en los quehaceres para operar a una perrita cuando fueron sorprendidos por cuatro hombres con las caras cubiertas con medias que bajaron de un automóvil Chevy blanco. Carlos advirtió el ataque cuando su hermano forcejeaba con los hombres, se unió a la lucha y recibió dos disparos que lo tumbaron en la vereda. Alcanzó a ver que Ángel cruzaba la calle, corría hasta el Cine Radar, donde cayó, siempre seguido por los hombres. El cuarto hombre, que estaba en el asiento de atrás, bajó y trató de rematar a Carlos. “Fue tan corto y violento”, recordó el testigo y víctima. No pudo escuchar si hubo conversación entre los agresores, ni ver hacia dónde huyeron, después supo que les habían disparado con armas calibre 38 y 9 mm. La joven María Julia Posadas, ayudante de Ángel en la academia de dactilografía que tenía, buscó ayuda y lo llevaron a una clínica, donde también fue llevado su hermano. De ahí fueron trasladados de urgencia a Salta capital, donde Ángel falleció dos días después.
El debate continuará el próximo lunes 14, a las 9,30, con más testimonios. 

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