martes, 30 de octubre de 2012

Otro testigo dijo que los cesanteados de la UNSa luego eran desaparecidos


El sociólogo Alberto Noé acusó ayer al filósofo Mario Casalla de confeccionar y entregar “las listas de (profesores de la Universidad Nacional de Salta -UNSa) cesanteados que después se convertían en desaparecidos”. Contó sobre el proyecto, iniciado con la gestión del rector Holver Martínez Borelli, para posibilitar que sectores más pobres accedieran a la universidad; dijo que este proyecto fue infiltrado por servicios de inteligencia y acusó al civil Juan Manuel Ovalle de haber “entregado” a la docente Silvia Aramayo.
Noé fue convocado para referirse a Aramayo, desaparecida desde que fuera secuestrada de su casa de esta ciudad, la madrugada del 24 de septiembre de 1976. Concluyó pidiendo custodia y se retiró acompañado por miembros de la Policía Federal.
Noé recordó que durante la gestión del primer rector de la UNSa, se puso en práctica el programa AM25, destinado a mayores de 25 años que no habían completado los estudios secundarios. Aramayo era su ayudante. “Con ese programa los pobres llegaban a la Universidad, porque hasta entonces era privativo de otras clases”. Ese plan tenía 3 mil inscriptos pero comenzaron con 500 alumnos, entre los que se contaba Ovalle, juzgado ahora por la desaparición de Aramayo.
“En ese programa se infiltraron los servicios de inteligencia”, recordó Noé. Poco después se refirió a Casalla: “Es un personaje siniestro –aseguró-, y con la llegada de él comenzó una caza de brujas.”
Sobre Ovalle, dijo que mantenía un noviazgo con Aramayo: “Ella se enamoró de él y este la entregó”. “No era trigo limpio, Ovalle y Casalla eran alcahuetes, es decir la peor condición humana”. “Silvia fue víctima de  la complicidad civil-militar”, remató. Sostuvo que cuando tuvo que irse del país, luego de que le advirtieron que lo iban a matar, le dolió “no poder llevarla a Silvia para asegurar que siga viva”.
Noé sostuvo además que “en Salta hubo una sucursal de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina)” y que su “cabeza visible era Martín Rodríguez, profesor de la Universidad Católica de Salta”. Rodríguez fue capitán del Ejército, integró el grupo de tareas del centro clandestino de detención Campo de Mayo, tras el retiro se recibió de licenciado en Ciencias Políticas y dirigió la carrera de Relaciones Internacionales de la UCASAL; en 2009 fue detenido y posteriormente condenado por la desaparición del ex diputado Diego Muñiz Barreto.
Noé destacó que en 1974 convocaron a disertar en la UNSa al abogado Rodolfo Ortega Peña. “Con Aramayo cedimos nuestras clases para la conferencia, porque no querían darnos lugar. Fue la última vez que apareció en público. Después fue asesinado. La semana siguiente fue muerto, fue la primera víctima de la Tripla A en el país.” Ortega Peña, diputado por el peronismo aunque era crítico del gobierno nacional, fue asesinado el 31 de julio de 1974.

La represión en la provincia

Ayer hubo un nuevo repaso por el mapa de la represión en el norte de la provincia y en Cafayate. Hubo otra vez momentos de emoción.
Efraín Villarroel, compañero de militancia de Raúl Osores, con quien integró la Federación Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (FATRE), confirmó que en abril de 1976 este último partió de su casa, en Embarcación, a entregarse a la Gendarmería de esa localidad. Creía que esa manera iban a liberar a su compañera, Pía Asunción Vilte. Desde Embarcación, Osores fue traslado al Escuadrón 20 de Gendarmería, en Orán.
Villarroel recordó que otro miembro de la directiva de FATRE, Vitalino Suárez, fue detenido en Gendarmería y llevado, igual que Osores, a la cárcel de Villa Las Rosas, en la capital provincial. El rastro de Osores se pierde allí, Suárez terminó en Bolivia. Villarroel terminó su testimonio entregando una copia de lo único que le quedó de la FATRE, su carné de afiliado.
El ex intendente Abraham Rallé fue detenido el 6 de abril de 1976 y alojado en el Escuadrón 20 de Orán. Dijo que ahí vio a Osores y al empleado municipal René Russo, también desaparecido, y dijo que era habitual que miembros del Regimiento de Tartagal fueran al Escuadrón.
Pablo Salomón Ríos, hijo del gremialista homónimo, tenía 12 años el 24 de marzo de 1976, cuando su padre fue detenido por tres policías en Cafayate. En un testimonio en el que se le notaba el temor, acusó al comisario Felipe Caucota, que está siendo juzgado ahora, y contó que su padre (ya fallecido) fue golpeado y sufrió las secuelas de esta tortura.
Sobre el final la “mala memoria” del comisario retirado Gregorio Galo Rodríguez motivó que el querellante Matías Duarte se reservara la posibilidad de acusarlo por falso testimonio.

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